Decía con astuta certeza John F. Kennedy que “en el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre acabaron dentro de él”.
Si bien es cierto que el presente no existe y que solo es el punto de encuentro entre el pasado y el futuro, es necesario entonces considerar el pasado como una parte que da sustento a nuestro hoy. Hace ya algunos años, en la década de los 70, en el seno de una familia de clase baja, en el número de la calle del Barrio de Tierra Blanca, se encontraban reunidos en torno a la Organización del Yunque un grupo de jóvenes católicos e idealistas que pretendían desde entonces, lograr influir en la vida social y política de Durango, era ese ideal el que les permitía soportar el gran desgaste físico y mental al que eran expuestos en sus constantes entrenamientos y adiestramientos de corte militar a los que eran sometidos en diversas partes de la zona serrana de nuestro Estado, así como las innumerables horas que tuvieron que permanecer en oración constante, como parte de un proceso de formación que les asemejara cada vez más a la figura idealizada por el Yunque, la del monje y del guerrero.
Dentro de los principios de la Organización del Yunque, sobresale una máxima que dice “que el fin NO justifica los medios” máxima que a su vez, con el paso del tiempo, los mismos militantes de ésta Organización se han encargado de desmentir al demostrar con sus propios actos que lo que mejor que saben hacer es disfrazar sus acciones y estrategias bajo argumentaciones ambiguas e hipócritas, tal y como lo demostraré más adelante.
Dentro de los jóvenes anteriormente mencionados, se encuentran dos figuras de la vida pública de Durango, dos personajes que con el paso del tiempo, han sabido acomodar las circunstancias a su favor para lograr penetrar la esfera social, empresarial, política y mediática de nuestra entidad, que han sabido desde luego, colocarse en la piedra angular del poder en Durango y gozar de sus beneficios, los personajes de quienes hablo son los primos, concuños y socios, Jorge Herrera Caldera y Rafael Herrera Piedra.
Desde su juventud estos jóvenes buscaron evadir la situación precaria que atravesaba su familia, coincidían además de sus actividades dentro del Yunque en un deseo desenfrenado de éxito y poder, tan es así, que tal vez como primer parte de su estrategia tuvieron a bien emparentar con una de las familias más prósperas del Durango de entre los años 70 y 80, la familia Álvarez del Castillo quien debido al esfuerzo familiar tiene a la fecha una de las empresas más consolidadas de la entidad tal y como lo es Bandag Durango. Rafael, casado con María del Carmen Álvarez del Castillo y Jorge con Teresa Álvarez del Castillo quienes les permitieron a ambos tener una situación familiar contrastante a sus costumbres. Porque nadie que tenga memoria social puede negar que debido a ese parentesco es que Jorge Herrera Caldera pudo superar la crisis financiera del negocio familiar que en ese entonces dirigía su fundador Don Nabor Herrera Lugo.
En sus años estudiantiles tanto uno como otro, coincidían en la preparatoria y en la universidad con personajes de la actual vida social, empresarial, política de Durango como lo son el actual gobernador de Durango, Ismael Alfredo Hernández Deras y su esposa Gabriela López de Hernández, con el ex candidato y comparsa de Herrera Caldera en su llegada a la alcaldía duranguense, militante del Yunque y ex presidente del Partido Acción Nacional en Durango, Bonifacio Herrera Rivera.
A diferencia de los muchos militantes del Yunque a los que le fue asignada la tarea de infiltrarse al interior del Partido Acción Nacional, como lo son el presidente actual del PAN Juan Carlos Gutiérrez Fragoso, Bonifacio Herrera Rivera y el ex candidato a la gubernatura de Durango, ex presidente del PAN estatal y actual Senador de la República Andrés Galván Rivas, el padrino, informante y mentor hasta la fecha de los primos Herrera y actual Secretario de Fortalecimiento Interno del PAN en el estado de Durango, Salvador Monreal entre otros, a diferencia de ellos, Jorge Herrera Caldera y Rafael Herrera Piedra se mantuvieron en la medida de su conveniencia al margen de los partidos políticos y del gobierno tratando cada uno desde su trinchera, Jorge como empresario y Rafael como periodista, construir el escenario ideal que les permitiera dar un salto en la consolidación de su proyecto político.
Fue en la década de los 90 que vislumbraron la posibilidad de que sus ambiciones trascendieran apostando todas las cartas en la carrera política de un joven que compartía su misma ambición, su nombre: Ismael Alfredo Hernández Deras.
Si bien es cierto que el presente no existe y que solo es el punto de encuentro entre el pasado y el futuro, es necesario entonces considerar el pasado como una parte que da sustento a nuestro hoy. Hace ya algunos años, en la década de los 70, en el seno de una familia de clase baja, en el número de la calle del Barrio de Tierra Blanca, se encontraban reunidos en torno a la Organización del Yunque un grupo de jóvenes católicos e idealistas que pretendían desde entonces, lograr influir en la vida social y política de Durango, era ese ideal el que les permitía soportar el gran desgaste físico y mental al que eran expuestos en sus constantes entrenamientos y adiestramientos de corte militar a los que eran sometidos en diversas partes de la zona serrana de nuestro Estado, así como las innumerables horas que tuvieron que permanecer en oración constante, como parte de un proceso de formación que les asemejara cada vez más a la figura idealizada por el Yunque, la del monje y del guerrero.
Dentro de los principios de la Organización del Yunque, sobresale una máxima que dice “que el fin NO justifica los medios” máxima que a su vez, con el paso del tiempo, los mismos militantes de ésta Organización se han encargado de desmentir al demostrar con sus propios actos que lo que mejor que saben hacer es disfrazar sus acciones y estrategias bajo argumentaciones ambiguas e hipócritas, tal y como lo demostraré más adelante.
Dentro de los jóvenes anteriormente mencionados, se encuentran dos figuras de la vida pública de Durango, dos personajes que con el paso del tiempo, han sabido acomodar las circunstancias a su favor para lograr penetrar la esfera social, empresarial, política y mediática de nuestra entidad, que han sabido desde luego, colocarse en la piedra angular del poder en Durango y gozar de sus beneficios, los personajes de quienes hablo son los primos, concuños y socios, Jorge Herrera Caldera y Rafael Herrera Piedra.
Desde su juventud estos jóvenes buscaron evadir la situación precaria que atravesaba su familia, coincidían además de sus actividades dentro del Yunque en un deseo desenfrenado de éxito y poder, tan es así, que tal vez como primer parte de su estrategia tuvieron a bien emparentar con una de las familias más prósperas del Durango de entre los años 70 y 80, la familia Álvarez del Castillo quien debido al esfuerzo familiar tiene a la fecha una de las empresas más consolidadas de la entidad tal y como lo es Bandag Durango. Rafael, casado con María del Carmen Álvarez del Castillo y Jorge con Teresa Álvarez del Castillo quienes les permitieron a ambos tener una situación familiar contrastante a sus costumbres. Porque nadie que tenga memoria social puede negar que debido a ese parentesco es que Jorge Herrera Caldera pudo superar la crisis financiera del negocio familiar que en ese entonces dirigía su fundador Don Nabor Herrera Lugo.
En sus años estudiantiles tanto uno como otro, coincidían en la preparatoria y en la universidad con personajes de la actual vida social, empresarial, política de Durango como lo son el actual gobernador de Durango, Ismael Alfredo Hernández Deras y su esposa Gabriela López de Hernández, con el ex candidato y comparsa de Herrera Caldera en su llegada a la alcaldía duranguense, militante del Yunque y ex presidente del Partido Acción Nacional en Durango, Bonifacio Herrera Rivera.
A diferencia de los muchos militantes del Yunque a los que le fue asignada la tarea de infiltrarse al interior del Partido Acción Nacional, como lo son el presidente actual del PAN Juan Carlos Gutiérrez Fragoso, Bonifacio Herrera Rivera y el ex candidato a la gubernatura de Durango, ex presidente del PAN estatal y actual Senador de la República Andrés Galván Rivas, el padrino, informante y mentor hasta la fecha de los primos Herrera y actual Secretario de Fortalecimiento Interno del PAN en el estado de Durango, Salvador Monreal entre otros, a diferencia de ellos, Jorge Herrera Caldera y Rafael Herrera Piedra se mantuvieron en la medida de su conveniencia al margen de los partidos políticos y del gobierno tratando cada uno desde su trinchera, Jorge como empresario y Rafael como periodista, construir el escenario ideal que les permitiera dar un salto en la consolidación de su proyecto político.
Fue en la década de los 90 que vislumbraron la posibilidad de que sus ambiciones trascendieran apostando todas las cartas en la carrera política de un joven que compartía su misma ambición, su nombre: Ismael Alfredo Hernández Deras.